Dirigido a todas las personas que desean vivir de acuerdo a la enseñanza del Buda :
"VIGILAD, ESTAD ATENTOS, SED DISCIPLINADOS,CUIDAD VUESTRA MENTE.
¡VIVID JUNTOS, CON ATENCION PLENA !"

martes, 18 de diciembre de 2007

Atención plena



La atención plena es la más antigua de las prácticas budistas de meditación. El método viene directamente del Satipatthana Sutta, un discurso que se atribuye al mismo Buda. La vipassana es un desarrollo gradual y directo de la atención plena (mindfulness) o toma de conciencia. Transcurre paso a paso durante un periodo de varios años. La atención del estudiante se dirige cuidadosamente a un examen intenso de ciertos aspectos de su propia existencia. El meditador se entrena para percibir, cada vez más profundamente, su propio flujo de experiencia vital. La vipassana es una técnica amable, pero también muy exhaustiva. Es un sistema antiguo y codificado de entrenamiento en sensibilidad, un conjunto de ejercicios desarrollados para hacernos cada vez más receptivos a nuestra propia experiencia vital. Es escuchar con atención, ver completamente y saborear con cuidado. Aprendemos a oler con agudeza, a tocar profundamente y a prestar verdadera atención a lo que sentimos. Aprendemos a escuchar nuestros propios pensamientos sin vernos atrapados por ellos. El objetivo de la práctica vipassana es aprender a prestar atención. Creemos que ya lo hacemos, pero es una ilusión. En realidad prestamos tan poca atención al oleaje constante de nuestras experiencias vitales que es como si estuviésemos dormidos. Sencillamente no prestamos la atención suficiente para darnos cuenta de que no estamos prestando atención.
Mediante el proceso de la atención plena, lentamente nos hacemos conscientes de lo que realmente somos tras la imagen del ego. Despertamos a lo que la vida realmente es.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Caminando con atención plena



La mente puede encaminarse en mil direcciones,
pero en este hermoso sendero yo camino en paz.
Una suave brisa sopla a cada paso que doy.
Un capullo florece a cada paso que doy.


Caminar meditando puede producir un inmenso placer. Lentamente, solo o acompañado por amigos, en lo posible por algún sitio agradable. Caminar meditando significa disfrutar realmente del caminar; significa caminar no con el objeto de llegar a algún lado, sino por el solo caminar. El propósito es estar en el presente y gozar de cada paso que se da. Hay que sacudirse, pues, todas las angustias y tribulaciones, no pensar en el futuro, no pensar en el pasado, simplemente gozar del presente. Puede tomarse la mano de un niño al caminar, como si uno fuese la persona más feliz en esta Tierra. Caminamos muy a menudo, pero por lo general lo hacemos más bien corriendo. Nuestros pasos presurosos estampan en la Tierra la ansiedad y el pesar que tenemos. Si somos capaces de dar un paso en paz, luego seremos capaces de dar dos, tres, cuatro y cinco pasos para la paz y la felicidad de la humanidad entera.

Nuestra mente salta de una cosa a la otra como un mono que se deja caer de rama en rama sin detenerse a descansar. Los pensamientos encuentran millones de caminos por los que transitar y somos empujados por ellos a lo largo del mundo del olvido. Si podemos transformar nuestro sendero en un terreno para la meditación, nuestros pies darán cada paso con plena conciencia, nuestra respiración armonizará con ellos y nuestra mente sentirá un alivio natural. Cada paso que demos aumentará nuestra paz y nuestra alegría, y hará que fluya por nosotros una corriente de energía serena.

Entonces podremos decir: «Una suave brisa sopla a cada paso que doy».
Los artistas suelen representar al Buddha sentado sobre una flor de loto, para sugerir la paz y la felicidad que él disfruta. También acostumbran pintar flores de loto creciendo bajo las pisadas de un Buddha recién nacido. Si nuestras pisadas no acarrean angustia ni ansiedad, si son dadas con paz y júbilo, también nosotros haremos florecer un capullo sobre la Tierra a cada paso.

THICH NHAT HANH